El misterio de la mente y las emociones – Por Adriana Dávila

FOTO LIBRO

Adriana Dávila es una de mis amigas más cercanas desde hace muchos años y una de las colegas que más admiro por su capacidad clínica y por su inagotable amor al conocimiento. Bióloga de la reproducción, Terapeuta familiar y de pareja, Terapeuta Sexual y Doctora en Psicoanálisis, escribió este texto generoso que les comparto, porque capta a la perfección la esencia de mi libro. Adriana es supervisora, profesora, conferencista y tiene su consultorio en Coyoacán. 

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La modista, como el sastre, están dedicados al arte de la creación de prendas de vestir de forma artesanal y a la medida, o sea, diseñando exclusivamente de acuerdo con las medidas y preferencias de cada cliente, obviando el uso estandarizado de tallas.

 

Tanto el diseño de modas como la sastrería se parecen muchísimo a la psicoterapia: si bien hay que conocer de técnicas y teorías, lo más importante es el paciente, lo que necesita, lo que requiere, lo que le sirva.  A esto se refiere Valeria en el momento en que explica lo endemoniadamente difícil que es contestar un mensaje en facebook o twitter cuando alguna persona requiere algún consejo respecto a su problemática.  La psicoterapia es el arte de escuchar y de entender desde nosotros y desde el otro, conocer su historia y la nuestra, para quizá así cambiar ambas.

 

Valeria retoma a los clásicos y famosísimos psicoanalistas, los aterriza en la clínica y lo comunica en un lenguaje metabolizable para un público diverso; esto se dice fácil pero no creo para nada que así sea esta tarea. No sé cómo lo hace. Mi admiración por ello.

 

Habla de la zona de confort, término utilizado por todo el mundo. Esta zona de confort no tiene nada de ello, por ejemplo cuando alguna vez unos pacientes decían: “pues aquí seguimos, jodidos pero estables”.  El motivo principal de cualquier consulta psicoterapéutica es: “me siento mal, no me gusta mi vida como está ahora, quiero cambiarla”;  es bien sabido que dentro de la tradición psicoanalítica y no así en el mundo de Marie Kondo, los cambios tienen que ser internos y no logramos nada con realizar cambios en el exterior. Corrijo: sí se logra algo: logramos evitar el dolor que significa enfrentarnos a nuestros propios monstruos. Lo que Valeria relata claramente con los ejemplos clínicos, es la dificultad humana para poder cambiar internamente, y crecer, ya que crecer duele, nos asusta, nos angustia, esperamos un cambio sin cambiar, cambio sin dolor y en efecto, el cambio es un proceso que se da por la relación profunda e intima con el psicoterapeuta, esto no es mágico ni religioso. Es emocional, humano, interactivo, intersubjetivo y un tanto doloroso.

 

En este libro Valeria se manifiesta claramente como una psicoterapeuta posmoderna, que conoce, estudia, reflexiona y piensa acerca de los temas que los pacientes actuales traen a la consulta. Aborda asuntos tales como la preocupación, ese malestar flotante que nos invade mucho, poco o regular, ese compañero desgastante y siempre presente.  Vale se pregunta: ¿De dónde viene la preocupación?y  explica de una manera sencilla algo complicadísimo:  Se origina a partir del tipo y calidad de afectos que nuestros cuidadores primarios sentían por nosotros durante la crianza desde el día 1 de nacidos. Otros autores se atreven a pensar en la influencia de las fantasías preconceptivas, refiriéndose a las ideas y fantasías  que presenta la gente con respecto a la simple idea de tener hijos. Estos cuidadores primarios nos formatean.  Isidoro Berenstein dice que nos tornean y así aprendemos a sentir y a vivir la vida: Si tuvimos unos padres amorosos, muy probablemente podremos ser unas personas amorosas, y así, amorosamente, enfrentaremos la vida y sus vicisitudes , así nos relacionaremos con los demás en la vida adulta.  Así Valeria nos explica amorosamente, como es que toda esta información afectiva, se queda en el famosísimo inconsciente primeramente descrito por el Dr. Freud.  Hoy se sabe que esta información se guarda en el sistema límbico de nuestro cerebro y de cuando en cuando aparece gatillado por algún estímulo que huela, sepa, suene, toque o se vea parecido al original, ocasionando que salga aquel afecto añejo sin que nosotros nos percatemos que es lo que lo origina.  Así se guardan los traumas, tema que Valeria aborda de una manera maravillosa al citar a Cortázar: “Siempre tenemos diez años”, refiriéndose a estas marcas psíquicas que nos acompañan a lo largo de toda la vida a todos los seres humanos. Estos traumas, que nos llevan a reaccionar de una manera semejante a como lo hacíamos de niños, son los que Valeria día a día atiende, desde sus relatos escritos y publicados, en sus participaciones en los medios de comunicación y académicos y por supuesto en su consultorio.

 

Valeria aborda de una manera cuidadosa y respetuosa, los problemas del apego y la angustia que están íntimamente ligados.  El tema del narcisismo, que es “el tema actual”, en una sociedad que me atrevo a describir como universalmente narcisista/hedonista, en la búsqueda del placer en la individualidad. Ni que decir del tema de la familia, el bienestar, las fortalezas, el amor, la elección de pareja, con el mandato autoritario de “honrarás a tu padre y a tu madre” que tantas culpas genera; la dificultad de la pareja para reconocerse y aceptarse diferentes, etcétera, etcétera.

Y finalmente convertirse en adulto: En esas tres palabras, Valeria resume lo que significa su trabajo. Valeria ayuda, acompaña, apoya, contiene, estudia y reflexiona para que sus pacientes y lectores puedan convertirse en adultos.

 

 

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