Publicado por valevillag
Psicoterapeuta sistémica, columnista, conferencista.
Nacida en la Ciudad de México, vivió en la Colonia Roma toda su infancia y adolescencia. Estudió pedagogía, psicología, psicoterapia familiar y de pareja y terapia narrativa. Vivió durante algunos años en Los Angeles, California. Tiene 3 hijos y se dedica a la práctica clínica privada y a la divulgación sobre temas de psicología en diversos medios impresos y electrónicos.
Profesionalmente, está apasionada por el desarrollo emocional, las relaciones de pareja, la búsqueda de la felicidad, el sentido de la vida, el amor, el desamor, los celos, la paz interior, la reparación, las ilusiones, la motivación, la tristeza... Ha corrido dos maratones, nada, escucha música, lee novelas, ve películas y escribe sobre las cosas que le pasan.
Es admiradora de Octavio Paz, de Sigmund Freud y de Fernando Savater. Disfruta cualquier forma de comunicación humana, escrita, visual, verbal y no verbal. La terapia es su método favorito para gatillar el cambio.
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De gran valor tu reflexión Vale Villa, he seguido tus colaboraciones durante muchos y en diferentes medios y lo dicho, cuando hablas de tu persona, además de consolidar tu congruencia ante la vida, aportas más valor al texto.
En cuanto al tema recuerdo que siendo estudiante, por la explanada de mi Facultad pasaban grupos de jóvenes, que me insistían en ir a reflexionar la biblia, con un perfil muy particular: derecha, intolerancia, soberbia; terminaba yo insultado cuando lograba quitármelos de encima, como si me cerraran las puertas a una vida de salvación, de élite, no sé. Tiempo después, según Martín Moreno en «México ante Dios» hablaba del movimiento cristero y sus resabios sospechosamente asociados al yunque y ese perfil que los describe, son exactamente los que intentaban reclutar a estudiantes, esa edad de confusiones y afiliaciones que podían llevar a uno a esos caminos oscurantistas que bien describes.
Jesús, gracias por lo que compartes. Te salvaste, porque seguramente desde entonces era una persona pensante. Sentí que tenía que compartir algo mío, porque es una opinión de primera mano de algo que conozco bien y desde adentro. Un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo. Aprendamos a ser tolerantes, respetar , dejar de juzgar a los demás e intentar dirigir la vida de otros. Saludos
Sí, dejar de juzgar y respetar los derechos de todas las personas a elegir la vida que decidan, haría de este mundo un lugar mejor.
Un saludo!
Le pusiste palabras a la indignacion que no había sabido expresar por esa llamada «Marcha por la Familia». Gracias. Me encanta leerte.
Un saludo Laura.
Gracias por leer Laura
Me encantó tu artículo y yo si soy católica practicante. Pero también leo y pienso por mi misma.
Te felicito Vale. Saludos!
Yo fui católica practicante Laura y respeto a los creyentes. Lo que no respeto es la intolerancia y el intento por coartar las libertades de los demás.
Un abrazo.